Ronqueo


Hoy sali todo el día, hacía mucho calor, y estaba fastidiado del bochorno del auto. Fui a realizar un pago y cuando termine tenia ganas de algo fresco, no un refresco, tenía ganas de un vaso de fruta, pero lo más cercano que había era un mercado sobre ruedas. Me acerque a uno de los puestos y vi pedazos de sandía, le dije a la marchanta que me pusiera una sandía entera. Me dijo que iba a revisar por que solo le quedaban unas cuantas y los pedazos que estaban a la vista. Le repetí que quería una entera. 

Uno de los ayudantes llegó cargando un monstruo y me dijo que era la única entera que tenían; Yo estaba de mal humor y fastidiado, lo que quería era llevarme la sandía a mi casa, meterla al refri y comerla; le dije que no importaba. Quería esa Sandía. Peso 15 kilos.


Ahora la tengo frente a mi y me doy cuenta de que no tengo donde meter 15 kilos de sandía. Empiezo a cortarla, cuando la partí a la mitad me sentí en uno de esos videos donde cortan atún. (Se llama ronqueo). Justo eso parece, un pequeño atún, con su carne roja que derrama jugo, (esta sandía casi no tiene semillas), en los videos no se como pueden cortar el atún sin sentir la tentación de comer un poco, yo no puedo resistirme y el primer pedazo que corto entra a mi boca, es delicioso, esperaba de verdad que la fruta estuviera desabrida, como anticipandome a una decepción pero no, era deliciosamente dulce.


Tarde media hora en cortar toda la sandía y meterla en el refrigerador, use todos los trastes que encontré y tuve que desocupar todo el nivel inferior del refri para que cupiera.


Después de la vorágine que fue despiezar la sandía, me di cuenta de mi impulso, ¿Cuando iba yo a comerme 15 kilos de sandía antes de que se echara a perder?.


Terminé “inventando” una receta de agua de sandía y menta que me tuvo hidratado durante 3 días.


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