Luna lunera

Hoy se conmemora el quincuagésimo aniversario de la llegada del hombre a la luna. El internet está inundado de guiños que conmemoran dicho acontecimiento. Hasta Google hizo un doodle de ello. Pero, aunque no puedo negar la importancia de tal hecho, tampoco podemos ignorar la muerte de la luna. Lo digo por que acabo de leer un pequeño texto de Jorge Ibargüengoitia al respecto que quiero compartir con ustedes:

"La Luna no es, ni volverá a ser, para mí, parte del decorado de una escena romántica, ni signo del paso del tiempo, ni estorbo para dormir con la ventana abierta, ni la causa de los aullidos del perro de junto, ni signo de buena suerte, ni esperanza de lluvia, ni anuncio de aparición de los lobos humanos, ni dominadora de mareas, etcétera. De ahora en adelante será simple y sencillamente, uno de tantos lugares a los que no pienso ir”. Jorge Ibargüengoitia 1969.

Y aunque yo si quisiera visitar la luna, creo que esta si murió un poco hace 50 años. Entonces para los melancólicos como yo, tal vez sea momento de iniciar un movimiento por revivirla como objeto de culto, comparativa romántica, tema de canciones y referencia obligatoria de poesía barata de enamorados adolescentes.Y en lugar de pensar en volverla a visitar y colonizarla, o en llenar su superficie de estructuras y presencia humana. Tal vez deberíamos dejar de mirarla con telescopios y aparatos avanzados esperando que tal vez así recupere algo de su magia. Tal vez para que en otros 50 años volteemos a verla y a simple vista se ruborice ante nuestra atenta mirada.

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