Lo que quieres y lo que necesitas. (Distopía de las relaciones de pareja).

Tego varios días que estoy solo en el departamento, mi roomie/casero se ha ido a casa de sus padres para no sufrir el calor de Sevilla (hoy estaremos a 41°), ellos viven en la sierra que es más fresco y además tienen alberca. Así que mientras el no está, me ha pedido que muestre la otra habitación que hay en el departamento para ver si la puede rentar. Por las fechas había estado sola, pero en septiembre empiezan aquí las clases y por eso hay muchos estudiantes que buscan piso, el departamento donde vivo se encuentra cerca de la Universidad de Sevilla así que es una buena opción.

Pues ayer me toco mostrárselo a Annie, que mujer más hermosa, bajita, delgada, de unos ojos azules impresionantes. La vi y pensé que era el tipo de mujer por la que se inician guerras la representación del siglo XXI de Helena de Troya. Me enamoré. Fue un flechazo, y aunque no la vi mas de 15 minutos, yo ya me imaginaba a su lado haciendo una vida. Pero se fue, su hechizo duro unas horas y después de unas cervezas regresé a mis cabales, (si es que los tengo).

Como a veces se podrá notar por lo que escribo, soy excesivamente enamorado, y no solo hablo de mi corazón de condominio, me refiero a que mis relaciones anteriores, (casi) todas han estado marcadas por esa tragedia autoimpuesta, amores de novela quería yo, dramáticos, imposibles y desastrosos. Hacer una recopilación de mis relaciones fallidas y mi corazón roto es hacer también un recuento de como mi corazón fue madurando. Quería el amor digno de una novela.

Siempre me he considerado afortunado con las mujeres, siempre he encontrado esas mujeres que les gusta mi cerebro y olvidan mi panza, a esas mujeres hermosas que hay que enamorar con palabras y no con el físico. Pero ese nicho siempre me ha traído altibajos. Desde incompatibilidad de caracteres, inmadurez mía y de mi pareja, búsqueda de figuras paternas y la peor, lucha de egos.

Y espero que esto no se malinterprete, mis relaciones han tenido momentos maravillosos, han sido justo relaciones de novela, he tenido amaneceres en el desierto, días de completa lujuria, platicas y besos intensos bajo la lluvia, escapadas románticas mágicas, cumpleaños en medio de un olivar, noches y días de amor surrealista.

Llegué incluso a dejar una relación por que pensaba que era demasiado feliz y perfecta. Y rompí un corazón y no solo perdí un gran amor, si no una de mis más grandes amigas.

Mi peor relación y la que más me ha roto el corazón fue con A, nos amamos profundamente, pero creo que nunca pudimos amarnos más allá de nuestros egos. Una competencia donde ella siempre intentaba demostrarme que era (casi) tan lista como yo, y que además era hermosa; y yo solo era listo, llego un momento donde pensé que estábamos compitiendo por ver quien era mejor y no construyendo una relación. Tarde muchos años en entender eso y cuando lo entendí sane esa herida. 
Alguna vez, una de mis parejas me dijo que parte del problema es que yo asumía que el amor era para siempre, pero es que soy así, siempre que inicio una relación pienso que será para siempre, no se si sea mi familia disfuncional, pero mi anhelo es ese, construir mi propia familia, una relación que perdure, en estos tiempos de fast food y fast love lo que yo quiero es comprometerme.

Hace años pensaba en el tipo de relación que yo quería. Una mujer hermosa, tal vez extranjera, que tuviera alas y fuera lista y se dedicara a cosas fuera de lo común, etc.

Entonces llego a mi vida mi pareja actual, alguien que rompió todos mis esquemas, que incluso fue ella la que se me propuso a mi la primera vez que salimos, y con quien sinceramente no pensé que iba a durar. Y sin embargo con ella he ido construyendo paso a paso. Alguien que me ha sabido entender a costa de ir cambiando conmigo. Alguien que no le importa mi corazón de condominio y que sabe que, aunque quiero a otras la amo a ella. 

Pero tarde en darme cuenta de lo que esta relación significaba para mí, hasta que un día platicando con uno de mis mejores amigos y con la sinceridad nacida del alcohol le dije: “ella no es la mujer que yo quería, sin embargo, es justo la mujer que necesito”. Y así fue, su presencia en mi vida fue afirmando cosas, cambiándonos, sutilmente se fue convirtiendo en la mujer que yo necesitaba, aunque yo no lo supiera en ese momento. Ella fue construyendo conmigo raíces y yo a cambio le enseñe que tenía alas. Le fue dando una tranquilidad a mi vida que yo no sabía que podía existir en una relación, desaparecimos el drama, y construimos una relación de pareja real. Hasta que al día de hoy construimos una familia, llena de perros, libros, vinos, aventuras, mucha comida y sobre todo amor. 

Vamos por el mundo sin saber que es lo queremos, con ideas preconcebidas de lo que intentamos lograr, juzgando las cosas según criterios arbitrarios. No somos capaces de saber que queremos, menos aun de entender que es lo que necesitamos. Creo que es una muestra más de lo artificial que se ha vuelto nuestro mundo. Como un capitulo de Black Mirror donde hemos trasladado los likes de las redes sociales a nuestro día a día. Pensamos que lo que necesitamos es aquello que nos dará más likes en Instagram o Facebook.

Creo que las novelas de ciencia ficción no están tan lejos de cumplirse como creemos, solo que estamos tan inmersos en esta “realidad” que no lo vemos.

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