Hasta que nos volvamos a encontrar.
Hoy falleció un profesor de mi facultad, su muerte me tomo por sorpresa, no sabia nada de su situación. Me enteré por las redes sociales. Es una muerte que lamento profundamente y que me dejo pensando bastante.
No es que este profesor fuera alguien importante durante mis años en la carrera, me impartió una clase de relleno durante el primer semestre que ni el se tomaba en serio, él era recién llegado y yo también. La clase se llamaba Desarrollo de Habilidades del Pensamiento o DHP para los cuates. (Como si a mi me fueran a enseñar algo en esa clase). A mi generación si le toco recibir algunas otras clases de él, daba cursos de verano para aquellos que habían reprobado ciertas materias (materias que el 90% de mis compañeros no aprobaron y otros dos compañeros y yo sí). Por lo cual nuestra relación mientras yo era estudiante se limitaba a saludarnos cuando nos veíamos y a asistir a sus seminarios de investigación una vez al año.
Empecé a convivir más con el cuando pase a ser profesor de la facultad, apoye en algunos eventos de promoción de las carreras y ahí platicamos, nada fuera de lo común.
Lo respetaba por que a diferencia de muchos otros profesores de la facultad el era muy inteligente, me gustaban algunos de sus seminarios de investigación por que exponía ideas no muy convencionales. Estaba enfermo, tenia la movilidad reducida, como si la mitad superior de su cuerpo no tuviera flexibilidad, nunca supe que padecía. Hasta mucho tiempo después me enteré que vivía en dolor constante, que tomaba calmantes muy fuertes, aun así, no faltaba a trabajar, incluso salía a practicas de campo. También decían que con sus estudiantes (los que hacían algún tipo de investigación con el), era muy estricto y malhumorado. Jamás vi esa faceta de él. Las pocas veces que platicamos soltaba algún chascarrillo para romper el hielo.
Su impacto en mi vida se dio hace poco más de dos años.; yo estaba en la sala de espera de la dirección y este profesor llego y se sentó conmigo. Nos saludamos y cada quien volvió a lo suyo. De la nada volteo a verme y comenzó a decirme que ya era tiempo de que yo estudiara la maestría, que alguien como yo debía haber ingresado al posgrado nada mas terminar la carrera, que estaba dejando pasar el tiempo y que yo sabía que debía tener el doctorado para obtener mi plaza en la facultad, que se esperaba mucho de mi como egresado. (En esos momentos él era el coordinador del posgrado de la facultad). Lo escuche decirme todas esas cosas como un cuarto de hora. Cuando terminó, solo me dijo que la convocatoria de la maestría estaba abierta y que debería aplicar. No me dijo nada más, solo tomo una revista y se puso a leerla. Sus palabras me impactaron, jamás me espere de el todo lo que me dijo. Cuando termino de hablarme sentí que sus palabras tocaron algo en mí. Ya había pospuesto mi entrada a la maestría y estaba pensando en volver a esperar otro año. En ese momento él me dijo exactamente lo que necesitaba escuchar. La siguiente semana aplique al posgrado. Estoy a 3 meses de concluir mi maestría.
Esa platica con el fue un punto de inflexión de mi vida. Es de esos momentos que jamás voy a olvidar.
Me duele no haber sabido que estaba internado, ni poder despedirme de él. Creo que cuando alguien muere eso es lo más difícil de superar, las cosas que no se pudieron decir.
Así que escribo esto como un mensaje a ese profesor que durante unos instantes toco mi alma y cambio mi vida con sus palabras. Gracias Dr. José Marín Sánchez. Hasta que nos volvamos a encontrar.
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