Madrugada
Y hay noches como esta en que no duermo por pensarte y añorarte,
deseando que estés aquí y que no te hubieras ido, pero más aun anhelando que
descanses y te vayas...
Te
extraño con un dolor sordo, inmune al vino, al amor, a los antibióticos, los
antidepresivos y aun tiendo a pensar que este dolor que cargo es inmune al
tiempo.
No
creo dejarte de extrañar, ni que tu ausencia deje de doler, pero soy masoquista
porque, tal vez en lo más dentro de mí, temo que si dejara de doler tal vez te empezaría
a olvidar.
Y
soy tu hijo, el único loco que siguió tus pasos, me he impuesto con esta
carrera ser el único que no te olvide papá.
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