¿No figura… en lo que nos enseñaron… algún error decisivo?

Siempre me he sentido extraño en muchos lugares, es una sensación que me ha acompañado gran parte de mi vida, y solo aquí, esa sensación adquiere certeza, en este país si soy un extraño, y de alguna manera eso me da tranquilidad.

Y esa mismo sentimiento de extranjerismo me desconcierta, aquí no existen mis motivos diarios de competencia, de orgullo, vengo de paso, a aprender una lección que no se si ya he aprendido, y a disfrutar esto como la recompensa de fe que es.

Aquí no siento ese anhelo de despreciar a nada ni a nadie, ni de sentirme omnipotente o mezquino.

El orgullo esta guardado en la maleta, por que aquí no es necesario. Se que es bueno alejarme un poco de el, dejar que ese motor descanse un poco y navegar esta etapa de mi vida con la simpleza de ser el mas tranquilo Yo.

Pero es extraño ver esa parte de mi desde fuera, analizarla, y ver que no es mala, en realidad a veces creo que es el mundo quien la considera así, ¿por que no he de disfrutar mi orgullo como otros disfrutan el dinero?.

Mi trabajo me cuesta darle razones y sustento a ese orgullo, no planeo ser un santo y cambiar al mundo por que si, también planeo enriquecerme de ello y disfrutar mi éxito.

Si es por algo que siempre me he sentido un paria es por mi inteligencia, pero por que negar que disfruto ganando, o teniendo éxito donde otros no.

Es peor pecar de falsa modestia, aborrezco ser un hipócrita y fingir la modestia que no siento, todo en mi vida me ha costado gracias a mi inteligencia, ella me ha moldeado y me enorgullezco de todo lo que hay en mi vida, mi amores, mis amigos, mi Yo.

Y creo que eso es lo que le choca al mundo, ese conformismo barato que siempre y mas ahora reina en el mundo, solo la gente como yo es capaz de regocijarse en el talento de otros, por que la envidia viene de la inferioridad, entre iguales no hay odio, sino una complicidad que es secreta para el mundo.

Hay algo erróneo cuando se nos enseña que aquello que nos hace sentir orgullosos debe ser celebrado en silencio, por el miedo de no asustar a los demás.