Cautiverio

 

Caminaba por la calle, despacio, con los audífonos puestos a todo volumen, sin prestar atención al mundo a su alrededor. Ignorando a todos y a todo, esquivando miradas, y construyéndose un universo a su alrededor.

De pronto, una vibración rompió su burbuja, un ruido mas fuerte que la música de su reproductor. Y con un movimiento brusco se quito los audífonos, y dirigió su mirada hacia aquel ruido perturbador, que resulto ser un camión grande, en cuya parte de atrás venia montada precariamente una jaula, lleno de altavoces, anunciando un circo.

El camión se detuvo frente a el, y la imagen y el sonido chocaron con su mal genio, y al observar el tigre enjaulado en  la parte posterior, como una imagen de fuerza y belleza contenida, encerrada para ser domada a base de golpes y cacofonías de anuncios idiotas y repetitivos.

La realidad choco con su idealismo, y sintió al lobo dentro de si clamando libertad para aquella pobre criatura, y en un instante y sin pensarlo, saco su navaja, y mientras el conductor de aquel vehículo, y blanco momentáneo de su furia, bajaba a regodearse en la cautividad del tigre, mientras vendía boletos para el circo; él se encamino a la parte trasera del vehículo, y en un movimiento hizo saltar el candado, y alejándose de un salto espero a que el tigre reaccionara.

Sin embargo nada ocurrió, el tigre permaneció en su sitio, incapaz de reaccionar a la sensación de libertad que tal vez jamás había sentido. Mientas tanto, el conductor habiéndose dado cuenta de lo ocurrido subió a la parte trasera del camión de un salto, y rápidamente cerro la jaula.

Y dirigiéndose al culpable de aquel acto vandálico, grito con voz en cuello, – ¡muchacho idiota!, ¿no te das cuenta de lo que has hecho?, ¿que esperabas que pasara?- y el muchacho permaneció estático y en silencio, mirando fijamente al tigre que para ese momento, curioso, observaba la escena.Y el conductor volvió a la carga con sus gritos – ¡Imbécil!, ¿esperabas simplemente  que el tigre saliera tranquilamente y te siguiera?, ¡responde!-. Y él se dio cuenta de que en realidad eso era lo que esperaba que pasara. Así que con la mayor naturalidad, subió de nuevo a la parte trasera del camión, saco un arma que hasta el momento había permanecido oculta en su mano, la levanto a la altura de sus ojos, y le disparo al conductor. El disparo resonó, en un silencio sepulcral, y tan cerca que lo lleno de sangre y restos de materia gris, aunque el parecía no notarlo. Avanzo un paso, y descubrió que el tigre también estaba por completo salpicado de sangre, que ya había empezado a lamer de su pelaje. Él, decidido, levanto de nuevo la aldaba que cerraba la jaula, abrió por completo la puerta, y miro fijamente al tigre, de repente, como si hubiera terminado de decirle aquello que tenia que decir, le dio la espalda al tigre, bajo del camión, y comenzó a caminar. No había avanzado mucho cuando a sus pasos se sumaron los de aquel felino, hombre y tigre simplemente se alejaron caminando.

Comentarios

  1. Pensé que era cierto y me asusté. Quizás el tigre no hubiera sabido que hacer con su libertad como muchos humanos.

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