Ansiedad

Acaba de empezar a llover.

Es una lluvia que ya se veía venir desde ayer por la tarde.

Una nube que mientras tomaba volumen, tapaba el sol a ratos. Salude desde la madrugada a esa nube, la vi venir, llegando despacio, no la odie por ocultarme el cielo, ni por privarme de seguir pidiendo deseos a las estrellas fugaces.

Tardo todo el día en llover, aunque ya se sentía esa anticipación de humedad, el suelo, los arboles, las flores, las personas, el pavimento, todo ansiaba lluvia, pero la nube espero su tiempo, hizo unas cuantas tentativas de llover, pero  no sintió que fuera su tiempo,  tal vez espero que algún rezagado que no merecía mojarse llegara a su casa, que alguna flor elevara su ultima petición pidiendo calma para este calor, o que el suelo estuviera lo suficientemente solo para poder saciar su sed.

Sea como fuere, comenzó a llover, no es una lluvia torrencial, sino mas bien una precipitación ligera, como si mediara la mano de algún jardinero regando esta pequeña parte del jardín, despacio, como quien disfruta del alivio de las plantas cuando empiezan a beber, del olor de tierra mojada, o del lento discurrir de las gotas de agua que se juntan para seguir fluyendo.

Hoy me sentí como esa nube, ansioso de empezar, sin embargo, por mas que uno quiera, hay que aprender a esperar el momento justo en que, lo que uno hace se hilvana con la trama del destino.

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