Aquel sencillo carpintero

 

—… En países más pobres y más sencillos que éste respetamos a los mendigos y honramos a los dementes.       Los mendigos nos recuerdan nuestra buena suerte y los dementes son hombres honrados por Dios con visiones
negadas a otros. (“Los Bufones de Dios”, West,Morris, p. 322)

Hace mas de diez años que leí esta frase, y aun ahora me sigue impactando tanto o mas que la primera vez.

Hace unos diez años, mi mama, en sus búsquedas interminables de nuevas religiones, se unió a una religión, filosofía, hato de ovejas,  secta oriental de origen japonés llamada Mahikari, que consiste básicamente en una mezcla de Reiki, Feng-shui, Sintoísmo, y una marcada creencia en la superioridad japonesa.

Era como un nazismo suavizado, una secta surgida en tiempos de la posguerra, pero con muchas de las ideas imperialistas y de superioridad que circulaban por esa época.

Fueron muchos los detalles que hicieron que yo personalmente aborreciera esa secta y todo lo que tuviera que ver con ella, sin embargo fue un pequeño detalle el que me hizo empezar a cuestionarla. En una de las reuniones mensuales cuasi-obligatorias, mientras nos eran explicadas las enseñanzas de esta religión, y una de ellas hablaba sobre la actitud ante los mendigos, según se nos decía no era correcto darles dinero a las personas pobres, pues ese era su karma y al darles dinero no los ayudábamos simplemente nos cargábamos a nosotros mismos con mas karma, su karma. Ahora bien, yo con mi cerebro de 13 años pensaba para mis adentros, si es su karma ósea su misión en la vida el mendigar, y nadie les da dinero por que es “mal karma”, entonces ¿cuando iban a poder pagar ese karma?. Y lo que me colmo el vaso en esa explicación fue, que la dirigente de nuestro Dojo como solución a este problema regalaba bolsas de pasas en lugar de dar dinero, ósea ¡Pasas!, tal vez no me hubiera molestado tanto, y mi reacción hubiera sido otra, pero es que yo ¡ODIO las pasas! (si quisiera uvas, las compraría frescas). Eso me saco de quicio y me hizo pensar muchas cosas.

La gente que me conoce, sabe que siempre acostumbro dar dinero a aquellas personas que yo creo que lo necesitan, sobretodo ancianos y gente disminuida física o mentalmente,  pero no ayudo instituciones (solo a la cruz roja), nunca les doy a los que andan pidiendo para centros de rehabilitación y mucho menos al teletón.

Todo esto surgió, por 2 incidentes que ocurrieron con la misma persona, el primero de ellos ocurrió hace unos 15 días, mientras veníamos de la universidad, caminamos cerca de un hospital, y ahí adelante de nosotros un señor de edad avanzada pedía dinero para su pasaje, mi compañera previendo que el señor volteara a pedirnos a nosotros decidió que atravesáramos la calle, sin embargo yo ya había sacado unas monedas y sin que el señor me lo pidiera se las di. Al atravesar la calle hacia donde estaba mi amiga, esta me comento que por que le había dado dinero al señor si este no me lo había pedido, a lo que yo simplemente le conteste: Por el Dios lo ayude.

Hoy caminando con la misma persona por el centro ocurrió un incidente similar, solo que esta vez fue una viejita que vendía estampitas de santos,  en esta ocasión la señora se acerco expresamente a nosotros y nos ofreció las estampas, yo no tenia ninguna intención de comprar ninguna estampa, ya que no soy muy dado a ese tipo de cosas, así que simplemente saque feria suelta que traía en la bolsa del pantalón y se lo di, y simplemente tome a mi amiga del brazo con la intención de seguir caminando,  pero no contaba con 2 cosas que me lo impidieron el brazo de mi amiga, y la mirada extrañada de la viejita, las dos esperando lo mismo, que yo tomara alguna de aquellas dichosas estampitas, sin embargo, yo le dije a aquella señora que a mi solamente me interesaba ayudarla, que mi estampita se la vendiera a alguien mas, pero ella insistió, así que de plano le dije que yo ni católico era, a lo que ella simplemente me contesto con un – Gracias joven y que Dios lo bendiga. Así finalmente mi compañera y yo seguimos caminando, pero ella no dejo las cosas así, y me pregunto por que no había tomado la estampa si yo la había pagado, a lo que simplemente le conteste (de nuevo), por el Dios te bendiga, pero esta vez me pidió que le explicara mis razones, así que le dije que simplemente lo hacia por que ese Dios te bendiga que yo obtenía por unas cuantas monedas, era para mi suficiente, que por eso no tenia necesidad de tomar lo que me vendieran, y aun en tono de broma le dije que para mi cada una de las bendiciones que obtenía por dar esa ayuda, eran un eslabón menos en la cadena que por toda la eternidad arrastraría mi alma condenada. Que por eso siempre intentaba dar. Aun así ella me dijo que no entendía que ella hubiera agarrado la estampa si ya había pagado por ella. Eso me molesto bastante, pero como no quise discutir, simplemente cambie el tema. A veces hay gente con la que no  no vale la pena gastar saliva.

Pero la verdad este tema siempre me ha hecho pensar, y fue una de las razones que me han llevado a cuestionar tantas creencias, sobretodo la católica, y sus derivadas, donde todo termina en un mercantilismo atroz. Que diría aquel carpintero hippie, que regalaba su comida y sus milagros, de todo el dinero que se hace ahora en su nombre.

Hace mucho tiempo, alguien mas sabio que yo me explico el milagro de los peces y los panes, no se trataba de enseñarles como producir de la nada aquellos bienes, se trataba de enseñarle al mundo que aun siendo poco, aquello que se da siempre alcanza para mucho. Llamémoslo interés karmico, todo vuelve…

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